El trabajo de implementación está referido a a la estrategia de la deliberación,
aplicada en el aula de 4° grado “E” de educación secundaria de la Institución
Educativa Manuel Seoane Corrales en el distrito de Ventanilla - región Callao,
con la finalidad de abordar uno de los problemas más frecuentes entre los
estudiantes como es la dificultad que presentan para entablar un dialogo
alturado y tolerante entre los estudiantes sobre temas de interés nacional,
donde ellos no logran manifiesten sus puntos de vista, por temor, falta de
argumentación o autonomía para tomar decisiones.
sábado, 21 de julio de 2012
miércoles, 18 de julio de 2012
LA DEMOCRACIA COMO SISTEMA POLÍTICO Y COMO CULTURA
La democracia es un ejercicio
cotidiano que contribuye a construir
relaciones sociales más equitativas y que permite aperturar espacios para el
entendimiento de lo heterogéneo y lo diverso.
Para que la democracia prospere, los ciudadanos deben de estar
dispuestos a expresar e intercambiar ideas entre ellos y sus representantes en
el gobierno y ser capaces de ponderar las medidas de acción y las posibles
consecuencias (DDA: 2011)
Ahora bien, para la teoría
política, existen al menos cuatro tipos de democracia (Rodríguez 2009: 21)
representativa, pasiva, deliberativa e inclusiva. Las tres últimas corresponden
mas a formas que toma la democracia y que se sustentan en la necesidad de
participación por parte de la sociedad civil con el objetivo de garantizar la
inclusión social. Queda claro que dentro
de la democracia, juega un rol fundamental la participación ciudadana y esta es
una construcción social, vale decir que debe ser aprendida. Es necesario
transmitir a los estudiantes los contenidos y valores de la ciudadanía
democrática lo que conlleva a transmitir herramientas de participación y de
generación de espacios democráticos.
A partir de este enunciado
planteo la siguiente hipótesis: “La democracia
en el Perú es punitiva y condicionante; es mayoritariamente pasiva y con fuerte
desinterés representativo; también es formalmente procedimental y cíclica con elecciones
municipales, regionales, congresales, presidenciales, cada cuatro a cinco años.
Planteo esta hipótesis de trabajo
porque para ejercitar la democracia se necesita creer en los valores
democráticos; toda forma de imposición de valores resulta por demás,
antidemocrática. De tal suerte que la escuela como espacio de aprensión
cultural juega un rol fundamental: transmitir habilidades, conocimientos y
valores democráticos; mostrando a los estudiantes las ventajas de la vida en
una sociedad democrática y no imponiendo estos principios como ocurre
comúnmente en las Instituciones educativas.
Es curioso como siendo la escuela
el espacio en el que se puede adquirir y perfeccionar las destrezas de la
convivencia democrática, resulte el referente más agresivo dentro del modelo
formal pues ella transmite un discurso oficial sobre la nación peruana,
recogiendo solo una parte de nuestra diversidad; es decir, la escuela es de por
sí una transmisora impositiva de la oficialidad. Peor aún, siendo este sistema
“obligatorio” anula el principio de libertad lo que ha llevado al fracaso en su
función democrática.
Recuerdo mi formación en la
escuela estatal y las formaciones de los días lunes, con comandos militares
como “cubran, firmes, descanso, atención”, aun hoy veo cómo los estudiantes se
ponen de pie y saludan marcialmente a las personas que ingresan a las aulas (lo
curiosos es que no hemos enseñado eso de manera formal), sigo escuchando a mis
colegas como emplean la palabra “deserción escolar” (término castrense que
significa abandono y tipificado como traición a la patria) para referirse a los estudiantes que dejan de
estudiar por diversas razones (la mayoría de ellas por las deficiencias
inclusivas del sistema). Mientras escribo este ensayo, recuerdo el sistema de
policía escolar que tenemos para establecer el orden y la disciplina dentro de
las escuelas… Definitivamente, aunque le brindemos una ampulosa teoría sobre
democracia a los estudiantes, el
curriculum oculto que llevamos nos termina traicionando y enseñamos -a través
de nuestras acciones- de manera autoritaria y rígida.
En la serie de trabajo N° 14 del Programa de Naciones Unidas Para el
Desarrollo (PNUD: 2008) se detalla que: a) el 58% de jóvenes entre los 18 y 29
años opina que la democracia es una necesidad para alcanzar el progreso; b) el
73.38% de los jóvenes varones entre los 18 a 29 años opina que la democracia
existe pero funciona mal y, en el caso de las mujeres, el porcentaje se sitúa
en 70.2%. Estos datos, revelan la importancia que los valores de la democracia
tienen hoy en el país y confirman que el
descontento proviene del funcionamiento.
La democracia, aunque frágil en
el Perú, tiene eventos que la han reforzado en los últimos cincuenta años. No
ha sido necesariamente la escuela la que ha permitido esto pero ha servido como
referente para que hoy podamos hablar de ella de manera más libre. Entre estos
eventos que han dado sentido a nuestra cultura democrática, considero que
podemos enumerar a los siguientes:
•
La migración del campo a la ciudad: fenómeno
cultural que produjo la transformación de la sociedad peruana.
•
La
globalización y su efecto contraproducente de fortalecer las identidades
locales (globalización).
•
La
tecnología virtual, sus ventajas han abierto múltiples alternativas de
desarrollo.
•
La
reforma agraria, a pesar de sus errores, le dio al campesino la oportunidad de asumirse
como ciudadano.
•
La
aparición de movimientos sociales, colectivos y grupos activistas que buscan
reivindicar los derechos civiles (indígenas, feministas, homosexuales,
campesinos, etc.)
•
La creación de un PEN (proyecto Educativo
Nacional) con desarrollo de capacidades desde el 2006.
•
Las protestas sociales que generaron la caída de
Fujimori el año 2000.
•
La presencia de ONG’s que han promovido las
intervenciones desde abajo desde los años 90.
•
La igualdad de género planteada desde la
constitución de 1979.
•
La respuesta a los años de violencia política
que vivimos desde el año 1980.
•
El informe final de la Comisión de la verdad y
la reconciliación que ha permitido incorporar a la sociedad civil en su afán
por sanar las heridas de la violencia política que vivimos en los años ochenta
y noventa.
Sin embargo, algunos eventos han
limitado nuestra construcción democrática y –reforzando mi hipótesis- ha
afianzado sus elementos punitivos, pasivos, representativos, etc. Entre estos
eventos considero que destacan:
•
La violencia política que el país vivió durante
dos décadas (1980-2000), se violaron los derechos humanos y se perdieron las
garantías constitucionales.
•
La
corrupción: este problema se ha institucionalizado.
•
La
herencia colonial: el patronazgo, los paternalismos, el asistencialismo, la
visión patrimonialista del estado, el clientelaje político.
•
El
tutelaje, mecanismo por el cual, el ejercicio ciudadano deja de serlo por que
se asume una falta de capacidad en la sociedad.
Frente a todo ello, considero que
una solución es que debemos pensar en la democracia más allá de su dimensión
estrictamente político-electoral, y apuntar a construir una democracia basada en el ejercicio pleno de los derechos de
todos los ciudadanos, lo que permite considerar también dimensiones culturales,
económicas y sociales.
Debemos entender la ciudadanía como la condición de ser sujeto de
derechos y deberes ante la comunidad política y el Estado.
El cómo y el cuándo están en la
escuela. Debemos aprovechar la flexibilidad del curriculum para insertar
valores democráticos, promover la participación de los estudiantes de manera
libre y espontánea, promover la participación en la toma de decisiones sin
afanes coercitivos.
Nuestra forma de percibir la
democracia (“la mayoría manda”), no es la más adecuada, ya que el Perú se
caracteriza por ser un territorio multicultural y heterogéneo, donde las
minorías (étnicas, de género, etc.) también tienen iguales derechos. Asumir
esta diversidad cultural como una traba para el desarrollo es un gran error
pues dentro de esta diversidad, las minorías consideradas como “los otros” son
las personas y grupos excluidos que son objeto de discriminación de una u otra
forma, y , en general, todo ciudadano que, en determinado contexto, ve
vulnerados sus derechos (PUCP 2011: 18)
En conclusión, en el Perú, la
democracia “ideal” sería aquella que fortalezca la diversidad cultural y que
posibilite el desarrollo de nuestra heterogeneidad en base a una ética
intercultural.
Fortalecer la diversidad a partir
de nuestra propia realidad educativa, afirmar nuestra heterogeneidad a partir
de la experiencia de los estudiantes.
Es importante que los estudiantes
se conozcan y reconozcan como agentes de cambio, que se sientan participes de
las tomas de decisiones, que se entiendan como ciudadanos activos en la edad
que tienen y se asuman como promotores de valores democráticos. Solo así nuestra democracia ideal pasar á a
ser formal y real.
Transformar la cultura democrática es parte de
nuestra responsabilidad social. Los cambios pueden llegar desde arriba, bajo la
propuesta educativa del estado; pero, estimo que promover cambios desde abajo
es tan válido y meritorio, impulsar programas para afirmar los valores
democráticos dentro de la escuela servirá para que estos se reproduzcan de
manera natural en los estudiantes y se proyecten en su quehacer cotidiano
fortaleciendo nuestra democracia. Tarea
difícil pero no imposible, claro que podemos.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)